Son numerosos los vestigios arqueológicos localizados en el entorno de Bárcena de Pie de Concha, localizándose numerosos restos de castros de la Edad de Hierro y campamentos romanos en las cumbres de los montes de la zona. Entre ellos son de destacar los yacimientos de Espina del Gallego y Cildá en la divisoria entre los valles Iguña y Toranzo o el castro de los Agudos, entre Bárcena y Hermandad de Campoo de Suso. Hoy en día se mantiene la huella que las legiones romanas dejaron aquí: la calzada romana que unía Iuliobriga y el Portus Blendium, que comunicaba la Meseta con el mar Cantábrico a través de la cordillera. Se trata del testimonio más importante y antiguo de la importancia de esta zona de paso, clave para entender la evolución de las comunicaciones de Cantabria con el centro de la penínsu
La situación estratégica de Bárcena posibilitó la constitución de un núcleo de población en la Alta Edad Media. La referencia más antigua se encuentra en el Fuero de Cervatos del año 999, considerado apócrifo. Otra mención que permite avanzar un poco más en la historia de esta zona es la carta de inmunidad otorgada por el monarca castellano-leonés Alfonso VII en el año 1110, al Monasterio de Cillaperriel de Iguña, que se identifica con la parroquial de Bárcena de Pie de Concha. En dicho documento consta la genérica cita Egunna como distrito de las Asturias de Santillana, perteneciente a la infanta doña Sancha, hermana del monarca. De nuevo en 1185, en otro texto apócrifo se mienta la cesión del citado monasterio a la catedral de Burgos por parte de Alfonso VIII.
En cuanto a la organización administrativa la zona pertenecía a la Merindad de las Asturias de Santillana, citada en el Becerro de las Behetrías de 1352. Sobre esta zona actuaba el poder señorial de la Casa de Vega-Mendoza.
El Apeo del Infante don Fernando de 1404 alude a la construcción de un castillo, el de Cobejo (hoy perteneciente al municipio de Molledo), asentado sobre el monte de Bárcena, que servía de aduana y en el que se establecía un impuesto de tránsito o portazgo a cargo de la Casa de la Vega, privilegio concedido por Alfonso XI a Gonzalo Ruiz de la Vega. El linaje quedó en manos de Leonor de la Vega. Sus dos matrimonios (con Juan Telléz, hijo del conde de Vizcaya y Aguilar, primero, y con el almirante y alcalde mayor de la Merindad de las Asturias de Santillana, Diego Hurtado de Mendoza, en segundas nupcias) dieron lugar a la expansión del más importante de dominios territoriales de la Cantabria medieval. La descendencia de ambos enlaces dividió esta saga. Los Mendoza, por un lado, y los Manrique, por otro, entraron en disputa por la jurisdicción de las Asturias de Santillana, logrando estos últimos el poder sobre el valle de Iguña en el siglo XV, dominio que conservaron hasta finales del siglo XVIII.
No obstante, el señorío de la villa de Pie de Concha y el lugar de Bárcena pasó, en virtud de una venta realizada en 1588 por Felipe II, a Alonso del Camino, un magnate natural de Ajo, que fundó un mayorazgo sobre ambos lugares. Así, Pie de Concha quedó constituido como un singular distrito, cuyos diputados estuvieron presentes en las Juntas de Puente San Miguel, en las que se gestó la provincia de Cantabria.
En el Trienio Liberal se crearon dos ayuntamientos sobre este lugar: el de Bárcena y el de Pujayo. Sin embargo, al conformarse los ayuntamientos constitucionales, en 1822, la villa de Pie de Concha dio nombre a uno de los municipios, con capitalidad en Bárcena, y en él quedaron incluidos los pueblos de Pie de Concha y Pujayo.
Al conformarse los ayuntamientos constitucionales, en 1822, se crearon los ayuntamientos de Bárcena (en el cual quedó integrado Pie de Concha) y Pujayo, que se unió al primero medio siglo más tarde. Siempre ha pertenecido al partido judicial de Torrelavega.
Fuente: El diario Montañes, 102 municipios.